La EDE ha elaborado una serie de principios claros y sencillos en forma de un código de buenas prácticas que va más allá de los requisitos legales y que ya se ha convertido en una práctica comercial para los fabricantes de bebidas energéticas. Este código de buenas prácticas establece las mejores prácticas en relación con la composición, comercialización y publicidad de las bebidas energéticas.